EL PEZ ESPADA Y SU NARIZ
SINGULAR
Franklin Pérez Guillén (6 años)
El pez espada estaba muy contento. Por fin había cumplido seis años, ya no le seguirían diciendo: “Bebé”. Ni: “Qué bebé espada tan lindo”.
Sentía que era
el momento de mirarse al espejo y ensayar varias poses para las fotos.
Así todos verán lo grande estoy, y que cada vez me parezco
más a mi papá, a quien tanto admiro, se dijo.
Pero... lo que
vio en el espejo no le gustó mucho. Su nariz era muy larga para su tamaño y no
le permitía mirarse de cerca los ojos.
Fue donde
estaba su papá y vio con detenimiento que su nariz se le veía
muy bien, requetebién.
Entonces le
preguntó, si cuando era de su edad no se asustó del tamaño de su nariz. Y el
papá le dijo que sí, pero que él fue donde su papá y le explicó que ya no le
crecería más, solo le iba a crecer el cuerpo.
El pez espada
que estaba cumpliendo seis años regresó al espejo y dijo:
Gracias nariz, disculpa por haber dudado, no todos los
peces tienen una nariz tan particular.
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